En el abuso sexual infantil el diagnóstico no es nada fácil y como suele pasar desapercibido durante mucho tiempo, deja marcas emocionales, que cuanto más antiguas, mas difícil son de relacionar con el hecho y a veces, más complejo de tratar. Además, la confirmación diagnóstica es difícil y se basa en el relato del niño, sus juegos, la historia clínica, el examen físico y los exámenes psicológicos o peritaje psicológico. Sin
embargo, pocas son las veces que se encuentran signos físicos de certeza como los relacionados con enfermedades venéreas, desgarros en zona genital o embarazo.
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