En la dinámica del abuso sexual infantil, el elemento central es el secreto. Los agresores se aseguran de manipular y aprovechar el poder, que tienen sobre las víctimas para evitar que estas hablen. Los niños y niñas quedan expuestos a una situación que les desborda, no pueden hablar y nadie quiere escuchar. El silencio social que ronda este problema contribuye a que niños y niñas queden atrapados en este doloroso secreto.
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