Entre los efectos a largo plazo (edad adulta) en el abuso sexual infantil, los síntomas de depresión parecen ser muy frecuentes, así como los síntomas de ansiedad, problemas en el funcionamiento sexual y una disminución significativa en la autoestima de la víctima asociada con conductas autodestructivas e intentos de suicidio, ataques de angustia, sentimiento de soledad, problemas en las relaciones interpersonales y familiares, mayor tendencia a ser abusadas física y sexualmente en sus relaciones futuras, problemas importantes en el funcionamiento sexual, mayor insatisfacción sexual, ansiedad y culpa sexual. Todo ello puede producir la evitación de las relaciones sexuales o una actividad sexual compulsiva y promiscua (Finkelhor, 1986; Coulborn Farrel, 1993; Martínez y de Paúl, 1993, Kempe & Kempe, 1996; O' connor y Schaefer, 1997)
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