Fundacion RenaSer

viernes, 6 de mayo de 2016

"El silencio sexual"
El no educar en la sexualidad afectiva, puede ser un factor de riesgo para el abuso sexual infantil. Es frecuente que las personas adultas prefieran “silenciar” el tema de sexualidad como una vía de comunicación con niñas y niños. Las razones son múltiples, entre ellas están:
Por inercia aprendida
Un porcentaje alto de personas adultas fueron educadas tradicionalmente en el silencio sexual. En la infancia no tuvieron una orientación y la posibilidad de comunicarse con los adultos, y al no romper con esta dinámica lo que hacen es repetir lo aprendido con los niños y niñas.
Por asociar lo agradable del cuerpo al “pecado”
Cuando las personas han aprendido a sentirse culpables por aquello que disfrutan, pueden pensar que el placer es algo reprobable. Suelen transmitir sus propios prejuicios e ideas al respecto.
Por considerar que solamente los expertos pueden enseñar el tema
Esta idea tiene que ver con una concepción complicada de la sexualidad. Se piensa que sólo algunas “mentes iluminadas” pueden educar en sexualidad. Es verdad que la ayuda de libros o de expertos es un punto de
apoyo, pero resulta muy conveniente que los adultos que conviven cotidianamente con niñas y niños se hagan responsables de este aspecto, pues son los que están
más cerca y pasan más tiempo con ellos. Además, hay que tener presente que siempre se está educando en sexualidad a niños y niñas, inclusive a través del silencio.

Por creer que al hablar de sexualidad se corre el riesgo de “despertar” el instinto sexual.
Nada más lejano de la realidad. En diferentes estudios sobre sexualidad está comprobado que la educación sexual clara y sin prejuicios favorece un mayor conocimiento de sí mismo. Del mismo modo, el vivir sin temores frente al cuerpo, a los sentimientos y a las sensaciones, suele ampliar los recursos de comunicación. La información obtenida puede a largo plazo, entre otras cosas, disminuir los embarazos no deseados.

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